domingo, 4 de diciembre de 2011

El toser y la nada.

Rotbailer está triste. La cruel azucena de flores plegadas y núbil se escampa por toda la resumida cuenca de su habitación, escondida entre maravillas de polvo y crujientes cáscaras de animales, un subterfugio de lo que viene siendo el grimorio de los dibujos de las ubres no cantadas por bardo en consideración de uno de sus maestros, esto es, LA NADA. 

El patrimonio de lo veraz se esconde en las esquinas de su maleta y él sabe porque lo ha reconocido, que ni siquiera piensa en viajar demasiado a menudo, sobre todo porque no encuentra resmas de papel ni hay megas suficientes donde descargar el placer de un corolario que le sirva de indumentaria, joder. Esto no tenía por qué ser así. Rotbailer piensa en qué debe estar pensando su familia de él cuando lo ve pasar con los brazos rehechos de domingo, sujetando en la medida de lo posible el dominical, a su perro Flacher-T (“fleicherti”) y el móvil de mirar-la-hora. 

Así que no es tristeza, es opresión en la boca del estómago. 

A veces la pregunta de quién mató a Keneddy, no importa tanto. Importa la postura. ¿Qué comió esa noche su asesino? ¿Jacqueline? ¿Él mismo? 

¿Dónde estaba Juan Pardo EN LA HORA EXACTA? 

Lo dicho, todo conduce a LA NADA. Pero LA NADA nunca está vacía. 

Así que, olvidémonos por un momento de lo que ha dicho y escribe: ¿qué haces tú para no ser una parte de este enorme hueco entre la espada y la pared? NADA. Eso es, nada.




lunes, 28 de noviembre de 2011

ROTBAILER LEE: Hoy, ORÍGENES DEL LODO (ODL), DE FCO. JAVIER PÉREZ



Rotbailer ha tripulado doscientos dolores de estómago en el tiempo que dura un parpadeo de ballena que se pudre, varada, claro, y ninguno ha resultado tan nocivo como la lectura de hoy. Sin embargo, en su defensa, sus dedos han sido suaves por un momento: deliciosa cera sobre la no menos agradable cubierta.

Le gusta porque salen cucarachas.

Y vamos a lo de dentro. Al atrapamoscas. A la canícula sobre tu espalda cuando no quieres que te digan adónde tienes que ir esta noche.

Rotbailer se coloca las gafas, extrae delicadamente su brazo de disertar.
Diserta.

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Diez razones para leer ODL, de FJP.

1. ODL presenta una tríada materia-insecto-hombre-universo, y por tanto no es una tríada, es un retablo. CON TODO LO QUE CONLLEVA EL CONCEPTO RETABLO. La escala de esta sucesión relacional está ordenada por grados de conciencia. Entonces me he equivocado. Si es de conciencia, el orden es el siguiente: universo-hombre-materia-insecto. Así sí. Vamos bien, Rotbailer.
2. Hay amor. Hay sexo. Hay No-sexo. Hay bigotes. Estas cosas juntas hacen daño en la mitosofía contemporánea. Hay agujeros de gusano, ÓSMOSIS, PUERTAS GIRATORIAS. Hay un demonio porque es desecho y es DESEO. El deseo es como cuando un niño tonto pierde las gafas, no se entera de que lo tiene en la cabeza: pues será un demonio, joder.
3. Imaginemos una red. Dentro de la red un núcleo. Personajes atrapados por aquello de lo que están indefectiblemente construidos, sea esto el estado químico cualesquiera. Ahora piensen, ¿qué es lo que siempre puede moverse dentro de una red, cuando todo está atado y bien atado? Claro que hay agujeros, joder. Si no, ¿de qué mierda de red estamos hablando? ¿Quién ha dicho cucarachas? ¿Quién ha dicho palabras-miasma, twisted things, twisted creepy words, nuevos SIGNIFICADOS obligan a nuevos BAUTIZOS?
4. Hay quien habla de metáfora de la creación. Rotbailer estuvo allí, o un amigo suyo. Uno que tal baila. Debe ser verdad. (modo poeta trascendt on) Porque la creación no es sino la compulsión al golpe, el estado crobuzoniano de CRISIS. En ODL hay creación pura, personajes que asumen la materia misma y la colocan en posición de CRISIS, en contraposición al mundo de orquesta vacía, donde no hay materia sino la propia NADA, ingobernable y estéril para estos propósitos, míticos, de puro sexo y sangre. Todos los personajes hacen sus movimientos desde el MOTOR, progenie de la LICUADORA/CENTRIFUGADORA (modo poeta trascendt off).
5. Las cubiertas del libro son suaves y el color es muy agradable. La gente te mira en el metro porque molas.
6. Aprendes palabras nuevas. “Pecina”, por ejemplo. Otras como “Internet” o “polla”, son más usuales.
7. Al amigo de Rotbailer, el libro le salió barato, gratis. No indaguemos al respecto.
8. Hay ilustraciones. NO son CUALQUIER ilustración.
9. Esta es la razón más importante por la que (no o sí) hay que leerlo. Siempre tienes la sensación de que hay algo horrible planeando sobre ti, sobre el modo en que llevas adelante aspectos de tu cotidiano día. Joder, ya sé que no soy un buen perro ni un buen hombre, ni un rehecho decente. Pero aquí vas a leer qué sucede cuando se han BORRADO algunas fronteras porque hay UNA FUERZA EXTERNA que se intercambia con aquello para lo que has sido FORJADO, o al menos para lo que tú creías que habías venido, desde que recuerdas que eres simple MATERIA que piensa. DESECHO POTENCIAL. Pero nadie dice que no PIENSES a pesar de los ACCIDENTES.
10. Hay magia, como en Harry Potter. Y el que no es de barro, está calvo y viceversa, excepto excepciones deshonrosas. Eso es bueno. Vamos hacia el ahorro. Estamos en crisis.

PD: Sí, joder, es un cuento de hadas cojonudo.

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Esta es la carta que Rotbailer entrega al mensajero. Un tío un tanto raro que cloquea mientras bajo su cintura, tras su espalda aparece un leve chasquido como de tijeras.

No queda del todo claro su consejo, por si acaso (y porque editores y autor tienen hijos que mantener, por si acaso, lean, LEAN!)

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Aceite de oliva virgen extra.


Rotbailer siempre compra aceite de oliva virgen extra del bueno. Extracción mecánica.



Para los días que han de venir, Rotbailer ha comprado más aceite que nunca, añadiéndose ceros en su cuenta de aceite previsto. Abre el cajón y extrae delicadamente su brazo de escribir. Lo utiliza, y le escribe una carta a su madre, una a su mejor amigo, Cinta y, por último, una un poco más breve a las autoridades. En cada carta dice que aquí nada cambiará, que no hay dos sin tres, que plenamente un acierto siempre es un paso atrás en la evolución y que puede que mañana estemos todos muertos, pero que en el fondo lo importante es la sonrisa de un niño a los pies de una azafata.



Dieciocho días después, cuando apenas las recordaba, Rotbailer encuentra las cartas tiradas en un rincón, ocultas bajo una grave, gravísima, capa de polvo y pieles muertas de todos esos microanimales que tú y yo sabemos que están en tu piel, en tus ojos y en tu sexo.



Y aún no lo sabe, pero ese aceite se pondrá rancio antes de que lo pueda consumir en su totalidad.



domingo, 20 de noviembre de 2011

Elecciones.

Cuando hay elecciones, como hoy, el señor Rotbailer sacrifica una cabra, esparciendo sus partes en un mantel blanco de papel de esos de los restaurantes de turistas. En su casa tiene un paquete de veinte. El caso es que, después de tirar los restos a la basura de orgánico y esperar que el conjunto seque, suma el número de manchas con una delimitación clara y definida que han quedado en el mantel, dibuja los contornos resultantes en uno solo y surge en su inconsciente una frase, a partir del dibujo y del número:

"había que haberte visto 60 veces torturado en la humillación de los despojos, tú, pokemon abierto sobre la cama, me revientas con tus dotes de lingüista"

Y luego ejerce su derecho, el señor Rotbailer. 

Porque él sí mola.   

sábado, 19 de noviembre de 2011

La jornada de reflexión de Rotbailer.


En días como hoy, el señor Rotbailer baila con sus dos piernas, una más corta que otra, sobre la tumba de sus enemigos. 

Esto es algo puramente metafórico, no vayamos a mal pensar. 

Es su vecinita Esmeralda, representante de un amplio sector de la población, la que le observa a escondidas: Rotbailer está recortando esquelas con su larga lengua fuera de los labios y encolándose los pequeños trocitos por toda la cara. Mientras, se despliega en un ritmo hipnótico con su energético Chi, porque es sábado y gracias. 

Esmeralda no lo sabe, pero no es cola lo que utiliza para el ritual. Es un engrudo hecho con harina y agua. Rotbailer lo mueve con sus pequeños dedos hasta que tiene la densidad adecuada. Claro que no es cola. Lo contrario sería estúpido, hay agresiones para la piel que son estúpidas y permisibles, pero esas deben generar algún tipo de placer. Que no somos tontos. 

Y es que el señor Rotbailer cree que la vida es una fiesta, una celebración. Incluso en días como estos, cuando nos dirigimos hacia la masa con la alegría del verraco en ciernes de su nueva noche de armas. 

Claro, el verraco tampoco sabe por qué hace lo que hace. Pero su opinión bien merece un espacio. Lo tiene. Ya hay quien le proporciona las herramientas. Hembras para cubrir entre urnas de metacrilato. Vedlo aparecer, censado y aturdido. En el uso de sus derechos, inconsciente y semidios.

Y más de una vez cada cuatro años. 

Por eso Rotbailer baila con sus dos piernas. Verracos y esquelas. Harina, voyeur y democracia. Generando bastardos desde 1975. 

Es su concepto de reflexión. 





lunes, 14 de noviembre de 2011

Empujando un coche con sólo los colmillos de delante.

Rotbailer es como una semilla de hielo que está a punto de suceder, ya sabeis, ese momento en que comienza a cristalizar, los enlaces corren eufóricos, enamorados y la red se embala, va como cuesta abajo. Va que se las pela, la red iónica de enlaces. Como un cochecito de niño en un mal día, mala situación, malos conductores. Un niño con un peso dado, se entiende. Mal pronóstico. 

Rotbailer tiene un licor que le da antonomasia. Ver más adelante. 

Rotbailer desayuna jirones de lo que sea, tal es su apetito. Las ideas, los movimientos, los golpes de brazo. A veces, es sexualmente inaceptable. Hay partes de su cuerpo que no son suyas, claro. Tiene un sitio en ese imaginario que tanto juego da. También es de una ciudad imposible. Un órgano enfermo. Y es así, qué se le va a hacer. 

Así que aquí comienza Rotbailer. Justo aquí, en este recuadro. 

A ver cómo le sale. 

Es un hijo de la crisis. Cuidado. 

Cuidadito.